por Por Lucía Ebratt
•
27 de junio de 2025
Estrategias desde la psicología positiva para liderar equipos multigeneracionales con menos conflictos y más conexión “Los Baby Boomers no entienden la tecnología.” “Los Millennials no quieren comprometerse.” “La Gen Z se ofende por todo.” ¿Te suenan estas frases? Lo más probable es que sí. Porque si lideras un equipo hoy, es muy probable que tengas 3 (o hasta 4) generaciones conviviendo en el mismo entorno laboral. Y aunque esta diversidad de edades y estilos puede ser una gran fortaleza… también puede convertirse en una fuente constante de choques, malos entendidos y frustración. En este artículo, quiero mostrarte cómo pasar del juicio a la colaboración intergeneracional, usando herramientas de la psicología positiva y el coaching de fortalezas. Porque sí, es posible que una persona de 58 años y otra de 23 trabajen juntas con admiración mutua. Solo necesitan un liderazgo que sepa conectar en lugar de dividir. ¿Qué es un equipo multigeneracional? Un equipo multigeneracional es aquel que está formado por personas de distintas generaciones, con diferentes experiencias, valores, formas de comunicarse y entender el trabajo. Las principales generaciones activas en las organizaciones hoy son: Baby Boomers 1946 – 1964 Lealtad, esfuerzo, respeto por la jerarquía, enfoque en resultados. Generación X 1965 – 1980 Independencia, adaptación al cambio, pragmatismo. Millennials (Gen Y) 1981 – 1996 Propósito, flexibilidad, tecnología, retroalimentación constante. Generación Z 1997 – 2012 Digitales, inclusivos, cuestionadores, buscan inmediatez y autenticidad. Este cruce generacional puede ser una bomba de tiempo… o una fuente de innovación poderosa. La diferencia está en cómo lo gestiones. ¿Por qué hay conflictos entre generaciones? Las tensiones entre generaciones en el entorno laboral surgen por formas diferentes de interpretar el trabajo, el respeto, el liderazgo y el tiempo. Aquí te dejo algunas fuentes típicas de fricción: Estilos de comunicación: mientras una generación valora el cara a cara, otra prefiere un audio de WhatsApp. Valores: para algunos, la estabilidad es lo primero. Para otros, el equilibrio o la libertad. Uso de la tecnología: hay quienes quieren digitalizar todo, y quienes desconfían de los sistemas nuevos. Feedback y reconocimiento: unos valoran la retroalimentación formal, otros necesitan comentarios frecuentes e informales. Si no se trabaja con consciencia, esto genera etiquetas, juicios y distancia. El error más común: querer “corregir” una generación Uno de los errores que más se repiten en sesiones de coaching es este: “Quiero que los jóvenes se comporten con más compromiso.” “Quiero que los mayores sean más flexibles.” ¿Te das cuenta? Estamos intentando hacer que una generación se parezca a otra. Pero no se trata de corregir… se trata de comprender y valorar. El objetivo es que cada generación pueda aportar lo mejor de sí al equipo, desde sus fortalezas naturales. Y ahí es donde entra la psicología positiva. ¿Qué aporta la psicología positiva a los equipos multigeneracionales? Nos invita a dejar de poner el foco en los déficits y empezar a observar qué sí funciona, qué fortalezas tiene cada miembro del equipo y cómo podemos construir desde ahí. Este enfoque no busca desconocer las diferencias ni el conflicto, sino encontrar puentes desde la apreciación mutua. Te comparto 4 claves para aplicar este enfoque con equipos multigeneracionales: Clave 1: Conocer y visibilizar las fortalezas individuales Cada persona tiene una combinación única de fortalezas. Algunas comunes en cada generación, otras particulares. Por ejemplo: Boomers: persistencia, compromiso, amor universal. Millennials: innovación, curiosidad, positividad. Gen Z: vitalidad, adaptabilidad, honestidad. Cuando un equipo identifica sus fortalezas dominantes y las comparte, se genera un lenguaje común que reemplaza los prejuicios. Herramienta recomendada: mapa de fortalezas del equipo Clave 2: Activar conversaciones intergeneracionales apreciativas En lugar de “mentorear” a una generación como si supieran menos, propón conversaciones donde todos aprendan de todos. Ejemplo de preguntas: ¿Qué valoras del estilo de trabajo de tus compañeros de otra generación? ¿Qué desafíos ves cuando trabajas con ellos? ¿Qué podrías enseñar tú que los demás podrían aprovechar? Crear espacios de diálogo intencional rompe barreras y abre posibilidades. Clave 3: Diversifica los formatos de comunicación y trabajo No se trata de imponer una única forma de hacer las cosas. Se trata de crear un ecosistema flexible donde todos puedan aportar. Algunos ejemplos: Usa tanto herramientas digitales como reuniones presenciales. Combina tareas individuales con momentos colaborativos. Acepta que unos prefieren mensajes directos y otros explicaciones más extensas. Liderar desde la empatía operativa es fundamental. Clave 4: Crea una cultura de reconocimiento cruzado Muchas veces, las generaciones se admiran… pero no lo dicen. ¿Qué pasaría si impulsaras una dinámica donde: Un joven reconoce la sabiduría de su colega mayor Y una persona mayor reconoce la agilidad o creatividad de alguien más joven? Esto genera conexión emocional, baja la guardia del juicio y activa la gratitud, una de las fortalezas más transformadoras en los equipos. Caso real: cuando el conflicto se convirtió en alianza En una empresa familiar, una líder de 58 años y una coordinadora de 28 no lograban trabajar juntas. Se interrumpían, se evitaban, hablaban mal una de la otra. Tras aplicar una intervención con coaching de fortalezas: Descubrieron que una tenía como fortaleza dominante la Planificación, y la otra la Vitalidad. Comprendieron que no eran enemigas… eran complementarias. Rediseñaron juntas sus roles para aprovechar mejor sus talentos. A los 3 meses, no solo trabajaban mejor, sino que se recomendaban mutuamente. ¿Qué puedes empezar a hacer hoy para mejorar la integración generacional? Aquí algunas acciones inmediatas que puedes tomar como líder: Haz visible la diversidad generacional: nómbrala como un activo, no como un problema. Diseña un espacio de “aprendizaje cruzado”: por ejemplo, cafés mensuales donde cada generación comparte algo que sabe. Integra la visión basada en fortalezas en tus procesos internos: cambiará radicalmente la conversación. Valida distintas formas de trabajar: lo importante es la cohesión y el resultado. Celebra logros intergeneracionales: cada vez que un proyecto se complete entre distintas edades, destácalo públicamente. Beneficios de aplicar esta mirada Cuando lideras desde la psicología positiva y las fortalezas intergeneracionales, puedes lograr: Equipos más cohesionados y con menos conflictos pasivos Mayor productividad y aprendizaje cruzado Sentido de pertenencia y respeto mutuo Cultura organizacional más flexible y resiliente Y sobre todo, menos etiquetas, más humanidad. Y tú, ¿cómo estás liderando la diversidad generacional en tu equipo? ¿Has vivido algún reto por diferencias generacionales? ¿Qué estrategias te han funcionado? Te invito a dejarme tu experiencia en los comentarios. Y si estás listo para implementar esta transformación con tu equipo, puedo mostrarte cómo. Porque liderar hoy es saber tender puentes donde antes había muros.